Costa Rica está llena de lugares mágicos, algunos ampliamente publicitados y otros cuya belleza corre de boca en boca, este es el caso de la comunidad de San Vicente, ubicada en las alturas sancarleñas, justo al lado del imponente Cerro Platanar, al que algunos señalan como un volcán dormido, de cuyas venas brotan borbotones de aguas calientes que nutren lugares idílicos con sabrosas aguas termales.
En los alrededores de San Vicente, pequeño caserío de verdor intenso y arco iris multicolores, están las hermosas cataratas de aguas profundamente cristalinas, que a los josefinos nos evoca los tiempos de travesuras en las grandes pozas plenas de sardinas, mojarras, guapotes, olominas y toda suerte de animales que poblaban acequias y quebradas, sitios mágicos de aventuras imborrables que a los niños citadinos de hoy le parecen sueños de los abuelos.
Hace unos días San Vicente se vistió de fiesta, no era para menos, se le confirió por primera vez la Bandera Azul Ecológica, ese galardón instituido por Acueductos y Alcantarillados a favor de aquellas comunidades que conserven su entorno y es que en este vecindario, por todos los rincones se respira el orden y la armonía con la naturaleza.
Los niños de la comunidad llenaron con vistosos mensajes las cercas del poblados, en una invitación infantil que no pasa inadvertida. Los recipientes estratégicamente ubicados invitan a la disposición ordenada de los desechos y como la ocasión “la pintan calva” se aprovechó el acontecimiento con una suerte de feria para recaudar fondos para obras comunales.
El comedor de San Vicente sirve tanto para proveerle comida a los niños, cono para los juegos de bingo y la bien ganada fama de sus cocineras hizo que de todos lugares llegaran personas a degustar las delicias de la comida vicentina y en la riquísima oferta estaban los tamales de cerdo elaborados con la masa colada, lomo relleno, sopa de mondongo, estofado y mejor no sigo para no despertarle el apetito a los oyentes.
San Vicente, el pequeño e idílico pueblo sancarleño, es un reducto de la tierra solidaria que forjaron los ancestros, una hermosa opción para llenarnos de esperanza.
Comentario de José Luis Valverde Morales.
Transmitido el Lunes 9 de abril del 2007 en Panorama.